Puntos de inflexión de la tecnología redefinen el «negocio como de costumbre».

El léxico de los aficionados a la tecnología a menudo gira en torno a momentos transformadores en los que nuevas innovaciones redefinen el statu quo, presentando tanto oportunidades como amenazas. Estos eventos cruciales solían significar rarezas, situaciones extraordinarias, pero ahora se han convertido en la característica distintiva de cualquier lunes cualquiera.

OpenAI, en contra de los rumores sobre un inminente producto de búsqueda basado en inteligencia artificial o el debut de GPT-5, lanzó un nuevo y sorprendente modelo insignia, GPT-4o, esta semana. Hecho de acceso gratuito para los usuarios, el modelo acepta múltiples métodos de entrada y salida, incluyendo texto, voz y visión, fomentando una interacción casi inquietantemente natural con los usuarios humanos. La demostración reveló un chatbot juguetón y provocador, expresivo emocionalmente y equipado con un vasto conocimiento enciclopédico de conjuntos de datos.

El CEO de OpenAI, Sam Altman, encapsuló el sentimiento haciendo referencia a la película «Her», donde el personaje principal se enamora de un coqueto chatbot, una comparación adecuada dada la creación de su empresa.

Al día siguiente marcó otro evento importante, con Google anunciando mejoras en inteligencia artificial en su conferencia para desarrolladores I/O. Entre estas, se encontraba el lanzamiento más reciente de Gemini Pro y la introducción del Proyecto Astra, un chatbot multimodal en desarrollo capaz de procesar flujos de información visual y auditiva y participar en discusiones detalladas sobre sus observaciones.

Alineado con las capacidades del chatbot de OpenAI, Project Astra incluso puede rastrear objetos en su campo visual, como identificar gafas extraviadas o analizar un error en el código. Google anticipó la posibilidad de integrar Astra con gafas inteligentes para documentar experiencias de vida con un detalle sin precedentes, potencialmente respondiendo a consultas detalladas sobre interacciones pasadas o sonidos.

Aunque algunos podrían ver estos avances como revolucionarios, la duda persiste. Desde el impacto inicial de la liberación de ChatGPT, los críticos han cuestionado la trayectoria de los modelos de lenguaje, sosteniendo que no se vislumbran mejoras significativas y sugerimos no preocuparse por la pérdida de empleos debido a la IA.

En medio de esta ola de innovación y opiniones críticas, Julia Angwin del New York Times cuestionó el impacto genuino de estas tecnologías, recordando a algunos la infame afirmación de Clifford Stoll en 1995 sobre la falta de utilidad de internet. A medida que la industria evoluciona, el debate continúa sobre si se trata de avances significativos o meras ilusiones de progreso.

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