El Dilema Energético de la Revolución de la Inteligencia Artificial

La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una fuerza impulsora detrás de los avances en diversas industrias, incluyendo el petróleo y el gas. Tiene el potencial de aumentar la productividad y la eficiencia, pero conlleva un problema significativo: el consumo de energía. La demanda de electricidad por parte de los programas de IA es enorme, lo que plantea un desafío para la transición energética hacia fuentes más limpias.

Un estudio reciente realizado por un científico holandés estimó que el uso global de electricidad de la tecnología de IA podría llegar a 85 a 134 teravatios-hora anualmente. Para ponerlo en perspectiva, esto equivale al consumo de electricidad de un país como los Países Bajos o una parte sustancial de la demanda global de electricidad. Un aumento tan considerable en el consumo de energía no se puede satisfacer únicamente con fuentes renovables como la eólica y la solar. En cambio, requeriría una expansión de la capacidad de generación de gas y carbón.

El problema radica en la cantidad de información que los programas de IA necesitan procesar para realizar sus tareas de manera efectiva. Cuantos más datos recopilen, más inteligentes se vuelven, pero también significa un aumento significativo en el consumo de energía. Por ejemplo, si Google cambiara su motor de búsqueda a IA generativa, el consumo de electricidad de ese motor de búsqueda solo podría aumentar drásticamente a 29 teravatios-hora por año.

Este aumento en la demanda de energía plantea desafíos para la transición energética hacia fuentes de baja emisión de carbono. Se espera que el crecimiento en el uso de IA conduzca a una expansión de la capacidad de generación de gas, ya que actualmente es la fuente más rentable capaz de proporcionar energía confiable las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Esta dependencia de los hidrocarburos contradice el objetivo de la transición a fuentes de energía más limpias y suscita preocupaciones entre los defensores de la transición energética.

El surgimiento de la IA también entra en conflicto con el concepto de degrowth, que aboga por una reducción en el consumo y el uso de energía. Los centros de datos de IA consumen una cantidad significativa de energía, lo que dificulta alinearse con la idea de un consumo energético más bajo. A medida que la IA continúa avanzando y la demanda de grandes centros de datos aumenta, lograr avances en eficiencia energética se vuelve más difícil.

Si bien la IA ofrece numerosos beneficios y oportunidades para varias industrias, incluyendo el petróleo y el gas, su demanda energética plantea un dilema importante para la transición energética. Equilibrar la necesidad de avances tecnológicos con el objetivo de reducir las emisiones de carbono y el consumo de energía es un desafío complejo que requiere soluciones innovadoras.

Pronósticos del Mercado:

Según un informe de Grand View Research, se espera que el tamaño del mercado global de IA alcance los 733.7 mil millones de dólares para 2027, con una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 42.2% desde 2020 hasta 2027. La creciente adopción de la IA en diversas industrias, incluido el petróleo y el gas, impulsa este importante crecimiento del mercado.

Problemas de la Industria:

Uno de los problemas significativos relacionados con la IA en la industria son las implicaciones éticas. A medida que los sistemas de IA se vuelven más autónomos y capaces de tomar decisiones, es necesario asegurar que operen de manera ética e imparcial. El potencial de la IA para perpetuar y

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